Estaba a punto de convertirse en el padrino o “padre espiritual” de un niño… El párroco comprobó -entre otras cosas- que era mayor de 16 años y había recibido los sacramentos correspondientes… Quedaba otra cuestión muy importante,¿renuncias a Satanás? – le preguntó el sacerdote-
-¿Renunciar a qué? -respondió con cara de enorme extrañeza-
-Debes renunciar a Satanás, también conocido como el Diablo o como Lucifer.
-¿Lucifer no era el portador de la luz? Me sorprende que la Iglesia continúe inventando demonios para poder combatirlos después. Que continúe utilizando el miedo como herramienta para agrupar a sus parroquianos
-Dios y el Diablo ejemplifican la lucha del bien contra el mal… Ese es un concepto que debería tener muy claro.
-¿Y si ellos sólo fueran las dos caras de la misma moneda? ¿Una misma energía que puede ser bien o mal utilizada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario